El Catecismo de la Iglesia Católica señala la importancia vital
de la caridad para la vida
cristiana. En esta virtud se encuentran la esencia y el núcleo del
cristianismo, es el centro de la predicación de Cristo y es el mandato más
importante. No se puede vivir la moral cristiana haciendo a un lado a la
caridad, ya que es la virtud reina, el mandamiento nuevo que nos dio Cristo,
por lo tanto es la base de toda espiritualidad cristiana. Es el distintivo de
los auténticos cristianos.
Este don es la virtud sobrenatural por la que amamos a Dios
sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios. Es
la virtud por excelencia porque su objeto es el mismo Dios y el motivo del amor
al prójimo es el mismo: el amor a Dios. Porque su bondad intrínseca, es la que
nos une más a Dios, haciéndonos parte de Dios y dándonos su vida, por eso, la
Asociación de María Santísima de la Encarnación y Esperanza, propone una nueva iniciativa caritativa con los más
necesitados de Pozoblanco, los más cercanos a los que podemos ayudar.
Hace muy poco tiempo, los devotos de la Imagen han terminado de
recaudar dinero para una corona que en poco tiempo le será impuesta a nuestra
amantísima Madre, pero, como no todo consiste en adquirir y comprar, nos
sumergimos en nuevo proyecto de recaudación, esta vez, de juguetes y ropa que puedan servir tanto para los más pequeños como
para cualquier edad. Pedimos la
colaboración ciudadana: todos tenemos en casa ropa usada que no
necesitamos, así como juguetes que ya no usamos y terminan en la basura.
Si quieres colaborar con nosotros, puedes ponerte en contacto a
través de nuestro Facebook “María
Santísima de la Encarnación y Esperanza”, o pasarte por nuestra sede en Calle San Gregorio número 9 (bajo).
Pedimos únicamente que tanto la ropa como los juguetes que se entreguen, estén en buenas condiciones. María Santísima de la Encarnación y Esperanza premiará estos buenos actos, que servirán como propio beneficio ante los misericordiosos ojos del Señor. Agradecemos tu colaboración de antemano. Nosotros ya hemos empezado, ¿y tú? ¿a qué esperas?
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