Ir al contenido principal

Dios es Amor.

Dios es Amor.
Callad, callad, criaturas:
callad todas, por favor,
que sólo cuando se calla
se puede escuchar a Dios:
a ese Dios escondido
que llevo en mi corazón;
que está en el cielo, en la tierra
y en toda la creación,
y que vive en el Sagrario…
porque es un Dios… todo amor.

Todo Amor…, pues de la nada
el universo creo
y con amor infinito,
-después que el hombre pecó-
bajando del alto cielo,
en la Virgen se encarnó
para redimir al hombre
con eterna redención.


Y así, nace en un establo
en completa humillación
y vive toda su vida
en pobreza y privación,
predicando con su ejemplo
del amor la gran lección
de que todos nos amemos
al igual que él nos amó.

Por eso muere en la Cruz,
que es su cátedra de amor,
donde todos aprendemos
todo lo que Él predicó:
la pobreza, la humildad,
el santo temor de Dios,
la obediencia, la paciencia, y santa resignación
en todos los contratiempos
y en las horas del dolor.

 Y habiendo amado a los suyos
-y “los suyos” todos son-
los amó infinitamente
cual sólo puede amar Dios,
quedándose en el Sagrario
encerrado en el copón
para que todos lo coman
en la Santa Comunión.

Ya que, pues, así me amas,
oh mi Dios, Padre y Señor,
yo también te quiero amar
haciéndote donación
de todo lo que yo tengo
y de todo cuanto soy;
pues no hay nada más hermoso
ni que tenga más valor,
ni que tanto te complazca,
ni que pueda hacer mejor
que entregarme totalmente
correspondiendo a tu don.

Toma, pues, Jesús amado,
y acepta mi corazón,
ya que no puedo vivir
sino vivo de tu amor. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Vestimenta de hebrea

Nuestra Madre de la Encarnación se encuentra ya ataviada para la Cuaresma a la usanza de hebrea. En este tiempo penitencial que inicia hoy, Miércoles de Ceniza, nos sumamos al llamamiento del Santo Padre para hacer penitencia a través del ayuno, con el fin de que la Guerra entre Rusia y Ucrania llegue a su fin, y reine la Paz en Europa y el resto del mundo. A Ella, la Virgen nuestra Madre, nos acogemos ante esta necesidad, y solicitamos de su benevolencia que ilumine a los altos mandos, los haga reflexionar sobre la situación, y se llegue a un acuerdo por la vía pacífica. María Santísima de la Encarnación, Reina de la Paz, ruega por nosotros. Recordamos también que Nuestra Madre se encuentra expuesta a la veneración pública en la Calle San Gregorio (Pozoblanco), donde nos espera para recoger nuestras oraciones y súplicas. El horario es de mañana todos los días y también por la tarde durante los domingos. En la ventana, podemos encontrar además esta invitación para llamar a los fieles a...

Natividad de la Santísima Virgen María.

       Queridos hermanos, que la paz de Nuestro Señor Jesucristo y el amor de Nuestra Santísima Madre de la Encarnación estén siempre con todos vosotros.      Me dirijo a vosotros en esta primera reflexión personal como vocal de evangelización de este nuestro grupo de fieles en el día que celebramos el nacimiento de nuestra Madre Santísima.      La Virgen bendita, hija de Joaquín y Ana, es la nueva precursora del género humano, Ella dio a luz al que había de ser la luz del mundo, por ello es la mujer más pura y santa que Dios ha podido crear en la historia de la humanidad. Como reza aquella canción popular: ``Eres más pura que el Sol, más hermosa que las perlas que ocultan los mares. Ella sola entre tantos mortales que del pecado de Adán se libró´´. Y es que, desde el día que la Virgen vio la luz del mundo, su misión era salvarnos del pecado, trayendo a la vida terrena al Hijo de Dios mismo, por el que la humanidad tendría que salva...

Nuestra Madre para noviembre

Amanece en el día de hoy nuestra Madre María Santísima de la Encarnación y Esperanza vestida de luto para la conmemoración de los Fieles Difuntos. Hoy detenemos nuestra consideración y nuestra oración en nuestros hermanos, los fieles difuntos que están en el Purgatorio. Con estos hermanos nuestros, que "también ha sido partícipes de la fragilidad propia de todos ser humano, sentimos el deber - y la necesidad - de ofrecerles la ayuda afectuosa de nuestra oración, a fin de que cualquier eventual residuo de debilidad humana, que todavía pudiera retrasar su encuentro feliz con Dios, sea definitivamente borrado" (Juan Pablo II).